Charla con el Dr. Carlos rivera sobre Lipoescultura

En la consulta presencial se evalúa al paciente de forma íntegra, indagando la existencia de enfermedades de base que estén generando las alteraciones de contorno, al igual que los hábitos de alimentación y actividad física, ya que estos deben ser optimizados para potenciar y mantener los resultados del procedimiento.
La candidata ideal es usualmente una persona con depósitos de grasa localizados que han sido refractarios a mejoría con cambios en la alimentación y la actividad física con piel de buena elasticidad y sin excesos severos de la misma.

El procedimiento se realiza bajo anestesia general, y su duración es variable dependiendo del tiempo que tome intervenir las áreas que se hayan definido en consenso con la paciente durante la entrevista presencial. Puede tomar una hora, aunque lo más usual es entre dos y tres horas.

Se realizan pequeñas incisiones puntiformes a través de las cuales se infiltra soluciones diseñadas para disminuir el sangrado y permitir la aspiración de grasa casi pura. A través de las mismas incisiones se procede a realizar el procedimiento de forma simultánea (lipólisis más aspiración) si se toma la decisión de optar por la técnica convencional, o se utilizan equipos diseñados para lipólisis (láseres/ultrasonidos) y luego de preparar la grasa se procede a retirar la misma con las cánulas de aspiración. Algunos equipos de ultrasonido permiten la realización simultánea de la lipolisis con la aspiración

El procedimiento quirúrgico genera un dolor leve a moderado. Es de recordar que se programan varias sesiones de masajes, que a pesar de ser incómodas en el momento, generan una grata sensación de alivio una vez realizados.

Los riesgos son bajos, e incluyen dolor, formación de morados (equimosis) acúmulo en algunas áreas de líquido (seroma) y algunos menos frecuentes que se explican en la consulta.

Para optimizar el resultado y la comodidad postoperatoria está indicado el uso de prendas de compresión (fajas) cuyo tiempo de uso es particular para cada paciente, pero en términos generales se utiliza 24 horas durante seis semanas. En la medida en que el contorno corporal va modificándose, las fajas van a requerir de un ajuste de horma periódica para que sigan cumpliendo adecuadamente su función.
Aparte de los medicamentos, la deambulación precoz, y las medias anti embólicas, se practican alrededor de diez sesiones de masajes que buscan maximizar la comodidad y acelerar la mejoría del paciente.

Este tiempo depende del umbral de dolor individual, pero debido a que para evitar posibles complicaciones la movilización debe iniciarse desde el primer día postoperatorio, esta ausencia se ubica en el rango de tres a cinco días.