Se aplica en forma de pequeñas inyecciones en la piel con el objetivo de mejorar la calidad de la piel y su hidratación, teniendo un efecto de relleno inmediato duradero. Se usa para rellenar arrugas y surcos, como el surco nasogeniano (surco que se origina entre la nariz y la boca) o las llamadas líneas de marioneta (originadas en las comisuras bucales, que dan un aspecto de tristeza a la boca).

Las inyecciones son prácticamente indoloras, aunque existen casos concretos en los que la zona a tratar es más sensible y por ello se recurre a anestesia tópica en forma de crema. Puede presentarse algún morado en la zona de la inyección y la inflamación posterior al tratamiento, que suele desaparecer a los pocos días.

El uso del ácido hialurónico requiere un proceso de reticulación que permite alargar la duración del producto que usamos para los tratamientos faciales. Esto permite obtener distintos tipos de ácido hialurónico, unos más suaves y otros más consistentes, con distintas duraciones en el tiempo, desde 6 meses hasta 24 meses aproximadamente.